La crisis financiera global se ha convertido en un tembladeral y las mejores recetas sucumben porque chocan contra la desconfianza de quienes han sido estafados. Los grandes bancos tampoco confían entre sí y se resisten a operar entre ellos. Con lo cual, la circulación del dinero y el crédito se encuentra bloqueada. La confianza y la desconfianza no son variables económicas, sino categorías morales. Son juicios de valor personales, muy sutiles. Dependen de la conducta que los demás demostraron en el pasado y del recelo sobre el futuro. Tres son
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