William Kamkwamba vivía con sus padres en Masitala, una pequeña aldea a 2 horas en camioneta de la capital de Malawi con unas cuantas chozas de adobe, sin agua corriente ni luz, y sumidas en la mas absoluta pobreza. Hasta que el chico de 14 años, que había abandonado la escuela por falta de pago, decidió hacer de su ingenio su porvenir y erigió con sus propias manos y basura reciclada un pequeño molino de viento que cambiaría su aldea para siempre. Esta es la historia de un fascinante proyecto y sus mediáticas consecuencias.
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