Desafortunadamente, la natalidad se sigue planteando en términos contables. ¿Qué valor tienen un niño o una niña? La evolución, el progreso, no ha alcanzado en la mayoría de los países la manera de entender un acontecimiento tan natural como el de tener descendencia. Si en las sociedades agrícolas la prole numerosa, especialmente de varones, tenía una alta cotización en los mercados de futuro, ahora se presenta como un lujo sin retorno alguno.
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