En la pasada cumbre del G20 celebrada en Cannes el presidente José Luis Rodríguez Zapatero presumía de haber evitado un plan de rescate para España. España, a diferencia de Irlanda, Portugal o Grecia llegaba a la cumbre como un país no “intervenido”. Ante esa opinión, no es difícil encontrar ya hoy empresarios que se preguntan si no estaríamos mejor si el país hubiese sido intervenido. El argumento es bastante simple: al menos en Irlanda y Portugal parece que las administraciones se hacen cargo de sus deudas y pagan a sus proveedores.
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