Es el antagonista del optimismo financiero. El barómetro de la incertidumbre o el medidor del miedo económico. El oro, con su papel de contravalor de las monedas, es en definitiva el activo refugio por excelencia y una vía de escape para los inversores que desean poner su ahorro a buen recaudo en momentos complicados, cuando las expectativas de inflación o deflación pueden erosionar
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