Cuando una decisión política chirría se pueden hacer dos cosas: revisarla o achacarla al manido error de comunicación. Tras recortar el presupuesto de Ciencia, el Gobierno se embarca en el "vamos a explicarlo bien". Y lo explica recurriendo a una contabilidad imaginativa, mezclando subvenciones con préstamos. (...) No es lo mismo dar dinero que prestarlo. Lo que se da para I+D baja se mida como se mida. Los préstamos, que sí crecen, financian sobre todo a empresas innovadoras; no a los científicos.
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