La paternidad es una de las experiencias más maravillosas de la vida, y cuando ésta le llega a un gamer (por difícil que parezca de creer, los jugones también nos relacionamos fuera del multiplayer) su mundo cambia por completo.La parte más importante (siempre en el ámbito del que estamos hablando) es la responsabilidad que adquirimos respecto a la educación gamer de nuestro hijo cuando éste pueda sostener un mando en sus manitas.
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