Si el sistema de pensiones fuera un juego de suma cero, no hay duda de que con la reforma pactada entre sindicatos, empresarios y Gobierno todos ganan. El Ejecutivo, porque logra la paz social a cuatro meses de las elecciones autonómicas y locales; y, de paso, pone en valor el marchamo de gobierno reformista que tanto le gusta ahora a Zapatero. Los sindicatos, porque toman oxígeno tras el discreto éxito del 29-S (haciendo bueno el viejo axioma de que quien no negocia el conflicto social, no existe).
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