Guillermo Vargas Habacuc es un costarricense que dice ser artista. El pasado mes de agosto hizo una exposición en una galería de Managua (Nicaragua); cazó a un perro callejero, lo ató con una corta cuerda a una de las paredes del local y lo dejó morir de hambre y sed. Según él, ese acto de cobarde sadismo es arte. Ahora este torturador ha sido invitado a participar en 2008 en la prestigiosa Bienal Centroamericana de Honduras. Hay una campaña internacional de recogida de firmas para pedir que se revoque esa invitación.
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