Cuando dejó Sri Lanka para trabajar como sirvienta en Arabia Saudí, a Sepalika le prometieron 100 euros al mes. Semanas después llegó la sorpresa. "Cuando le dije a mi patrón que quería mi salario, me golpeó las mejillas (...) No me pagaron. No me dieron ni un céntimo en 10 meses de trabajo".
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