La realidad palmaria es que ambas centrales sindicales, CCOO y UGT, hace tiempo reconvertidas a “sindicatos de servicios”, han pasado a ser auténticas empresas “modernas” que realizan inversiones especulativas y que obtienen importantes beneficios. ¿A cambio de qué? ¿Cuál es el “valor” que producen y que se cotiza tan caro? Generan el bien más preciado por la patronal y sus gobiernos: paralizar la capacidad de respuesta de trabajadores y trabajadoras.
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