Una madre habituada a visitar hospitales por los problemas de salud de su hijo relata alarmada los drásticos y negativos cambios que se han producido últimamente, siendo tal vez el más notable el de la pérdida de calidad de la alimentación. "Llevamos aquí desde el viernes y no hemos visto ni una pieza de fruta, ni una ensalada, ni verdura. La fruta ha sido sustituida por deplorables tarrinas de fruta triturada que, por cierto, sabe a rayos. Los yogures brillan por su ausencia. Los desayunos son monotema, leche con galletas."
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