Ninguno de ustedes habrá olvidado aquella imagen del arquero que lanzaba una flecha ardiendo. Era el 25 de julio de 1992, el día de la apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Yo tampoco olvido ese día. Mientras el arquero disparaba su flecha, el equipo de cirugía cardiaca de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid me preparaba para hacerme un trasplante de corazón. Llevaba tres meses esperando en el hospital. Cada tarde, me permitían dar un pequeño paseo... Vía:
www.jotdown.es/2012/08/jose-antonio-montano-la-llama-olimpica/