Reflexiones sobre la necesidad de frenar la moda de los nombres vejatorios, ridículos o desopilantes. Muchos padres bautizan a sus hijos con nombres exóticos al creer que de esta manera obtendrán el éxito que acompaña a los paradigmas de nombres extranjeros que ven en la televisión. Contrariamente a lo pretendido, los nombres atípicos no solo señalan una pertenencia social específica, sino que pueden también contribuir a deprimir las oportunidades laborales y por ende a afianzar las brechas sociales.
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