Qué es lo que le importa a la inmensa mayoría? Su bienestar depende –es lo que sugieren los mejores estudios académicos– de poder ejercer un mínimo control sobre su vida y su trabajo. No el Gobierno, sino ellos mismos. A la mayoría le gusta saber que no todo está en manos de la maquinaria administrativa o corporativa. La última de las cajeras en un supermercado se siente mejor si los clientes le preguntan y ella puede ayudarlos a elegir el producto. Tiene entonces la sensación de que su trabajo sirve para algo y de que controla, por lo menos.
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