GEMA, una sociedad alemana de gestión de derechos de autor, envió una factura de 200 euros a los organizadores de un festival donde solo se tocó música Creative Commons. Según ellos, alguno de los artistas que tocó podría haber usado un pseudónimo y pertenecer a la organización. Según la ley alemana, se presume que todos los artistas están asociados a GEMA, y para no pagar debe probarse lo contrario.
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