Nuevos estudios demuestran que, en los humanos, la monogamia podría ser antinatural. Al igual que en los chimpancés y bonobos, que son promiscuos, en los humanos no hay grandes diferencias de tamaño entre los machos y las hembras. Estas especies solo se diferencian genéticamente en un 1,6% de nosotros. En los bonobos, todos los machos copulan con todas las hembras, que no tienen celo ni presentan signos externos de ovulación, igual que en los humanos. El artículo también explica por qué el glande tiene esa forma: funciona como un desatascador.
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