Hace pocos días hablaba con alguien que conoce bien a nivel local una determinada zona de España. Me hablaba de las dificultades que tenía para convencer a algunas bodegas sobre la conveniencia de acceder y pagar por determinados estudios de mercado. La respuesta de uno de ellos me llamó la atención. Decía lo siguiente: Que podía saber lo que los demás vendían por la cantidad de uvas que cada año declaraban en el Consejo Regulador. Esa respuesta parece la negación del uso de los estudios de mercado. Pero es todo lo contrario.
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