Supongan por un momento que el Gobierno cubano, el chino o el venezolano hubieran sido sorprendidos, con miles de documentos probatorios, en acciones de espionaje a los delegados de la ONU o a mandatarios norteamericanos, alemanes, franceses, ingleses o españoles. Supongan que se demuestra que los citados gobiernos utilizan a muchos de sus diplomáticos en el intento de presionar, sobornar o chantajear a empresarios, políticos, militares y jueces de aquellos países en los que mantienen embajadas.
|
etiquetas: opinion , cablegate