Todas aquellas personas que durante el día de ayer se acercaron hasta la pescadería Sesma, situada en la avenida Marcelo Celayeta del barrio pamplonés de la Rochapea, se llevaron un gran susto cuando vieron que el expositor estaba ocupado por un tiburón. Aunque de mayor tamaño y con unos dientes que daban más miedo, el animal estaba en el establecimiento para lo mismo que el resto de los pescados, es decir, para ser vendido.