Pongamos que una mujer, a la que llamaremos Farrah, se ve inusualmente agraciada en una serie de fotos pero que, por el motivo que sea, ambiciona verse aún mejor. Con pómulos más elevados y labios más carnosos, por ejemplo. Supongamos que Farrah deja su sueño de alcanzar la perfección estética en manos de un tipo anónimo que lleva una página web en la que se ofrecen retoques gratuitos de Photoshop.
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