Reconozcamos que España es un país fracasado. Y cuanto antes lo hagamos, antes podremos avanzar en su recuperación. El organismo se mantiene con vida, pero a costa del suministro masivo de una medicación con fuertes efectos secundarios que está generando un riesgo de fallo multiorgánico. Tantos años de franquismo y una transición mal resuelta nos han dejado legados devastadores y a muchos de sus herederos al frente de instituciones clave.
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