El inglés es un pueblo guerrero y con tendencia a liarla. Sus hinchas de fútbol han dado al mundo la palabra hooligan, sus turistas suelen estar en casi todas las peleas veraniegas y sus barrios multiétnicos o sus guetos monoétnicos- explotan de vez en cuando. Pero nadie estaba preparado para la ola de violencia que estalló el pasado sábado por la tarde en Tottenham y se extendió durante cuatro días, primero al resto de Londres y luego a numerosas ciudades de Inglaterra,en particular a Birmingham y Manchester.
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