Valencia pasaba por ser, desde hace años, la ciudad española con mayor índice de contaminación lumínica. Se sospechaba a raíz de la política de alumbrado público emprendida por la alcaldesa, Rita Barberá, desde su acceso a la alcaldía, en 1991. Pero no había datos que corroboraran la sospecha. En Valencia se consumen más de 127 kWh por habitante, frente a los 61,5 de la capital de España o los 57,4 de la ciudad condal. El Plan de Eficiencia Energética del Ministerio de Fomento 2004-2012 propone un consumo medio de 75 kWh por habitante.
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