En una serie de estudios sugieren que el vino tiene un precio escasamente justo, pero es que además parece que los diferentes gustos que describimos en el vino pueden estar todos en nuestras cabezas. En un experimento críticos han probado un vino tinto y un vino blanco. Describieron el tinto en el lenguaje propio de los tintos y el blanco en el lenguaje propio de los blancos. ¿El problema? Ambos eran vinos blancos idénticos, el "tinto" había sido teñido con colorante alimentario. Via: @equisdx
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