Tras las trabas del Instituto Cervantes, Falcon y el "default" instado para Bonos del Estado español por diversos Tribunales internacionales, la tilde de la ñ -cual captador solar de la letra n- camina hacia el destierro de los teclados internacionales.
Proliferan en medios las novedades sobre el enésimo embargo decretado por las cortes jurídicas de países desarrollados sobre bienes del Reino de España, en virtud de laudos dictados por incumplimiento del Tratado de la Energía.
En esta historia interminable, por cuanto no se pone el sol, llama la atención que únicamente son extranjeras las contrapartes que han instado los procedimientos por engaño a los inversores, ahora objeto de indemnización; mientras queda obviada la humillación hacia más de de 60.000 inversores nacionales a quienes no asiste el derecho a contender en igual liza.
A remolque de Bloomberg, BBC, New York Times... la prensa paisana se hace eco de estos lodos, causados porque una monarquía bananera hizo polvo la confianza de inversores propios y extraños al cambiar unilateralmente y por Ley su propia Ley, con efectos retroactivos para más inri.
El sol made in Spain is different: astro radiante con factor de protección para guiris, que también da la nota -entre el fa y el si- empezando por los indígenas de un Estado de consenso.