La piratería es una cosa muy mala. Pero la estupidez es casi peor. Parece que hay una similitud entre las especies marinas y los especímenes que habitan la Audiencia Nacional. Quizá por eso, el juez Baltasar Garzón, que tan mal llevó la instrucción del Caso Nécora (es vox pópuli no solo entre sus compañeros sino entre el gran público) hoy se ha convertido en un pez payaso, digo juez, por obra y gracias del apresamiento en aguas somalíes del atunero Alakrana.
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