Casi tan sombrío como aquel capitán mutilado de Moby Dick, a Albert Rivera no le importa convertir a Ciudadanos en un Pequod. Si Ahab condujo a la tripulación de su barco ballenero a la muerte segura en aquella caza encarnizada, infatigable y obsesiva de la ballena que le arrancó la pierna, Albert Rivera hará lo mismo hasta despeñarse en la tormenta de su ego ciclópeo. Cantan las encuestas convertidas ahora en sirenas... de ambulancia, porque su partido desaparece. De la mengua electoral a la extinción.
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