A Ángel intentaron ahorcarle y, tras conseguir escapar de una muerte lenta y cruel, deambuló por las calles del municipio vecino de Benicarló con un alambre en el cuello que le iba estrangulando poco a poco.La protectora fue alertada de las condiciones lamentables en las que se encontraba Ángel después de permanecer unos días agonizando ante la mirada de muchas personas, con la cabeza hinchada por la presión del alambre en su cuello sin que éstas movieran ni un sólo dedo. ¿Hasta cuando sucederá esto? ¿No hay ningún juez que tenga perro?.
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