A diferencia de hace un siglo atrás, en el primer centenario de la revolución de Mayo, cuando el orgullo primaba pues la Argentina estaba entre los 10 principales países del mundo, y era mirada como el lugar de la esperanza, y donde “hacerse la América”, ahora lo primero que caracteriza a este Bicentenario es la indiferencia. Prácticamente ni banderas hay en las grandes ciudades, y es casi seguro que los colores albicelestes van a lucir con mucho más profusión en unos días más, para el Mundial de fútbol, que ahora en la fecha patria.
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