Hartos de ver en la tele de la celda documentales descafeinados sobre la cárcel, un grupo de reclusos de la prisión de Fleury-Mérogis (en el departamento de Essonne, próximo a París) ha grabado durante meses su propia y miserable vida con una minicámara introducida ilegalmente. Son dos horas y media de testimonio con las que, ahora, unos realizadores elegidos por los propios presos elaborarán otro documental.
|
etiquetas: francia , prisiones , criminales , cámara oculta