Casi todo el mundo habrá oído hablar de Daniel Defoe o, como mínimo, de su obra más célebre: La vida y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, marinero de York. Novelas aparte, Defoe también escribió ensayos sociales y políticos. Entre estos últimos figuró uno muy crítico, tan mal recibido por las autoridades que le condenaron a la picota. Antes de sufrir ese castigo tuvo tiempo de difundir un poema que enardeció al pueblo y llevó a éste a arrojarle flores en vez de humillarle. Fue su A hymn to the pillory, es decir, Un himno a la picota.
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