Es como un químico, un abogado o un médico. Un día alguien deja la profesión porque prefiere ponerse a colocar peras en una frutería pero los conocimientos siguen ahí presentes. Esa persona sabe qué hacer con una mezcla, o como defenderse ante una injusticia, o como curar a su hijo de una infección. Pero ¿y los sacerdotes?
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