[..]Nunca me pareció adecuada la fórmula de darles dinero porque “era necesario”. Tan necesario que los directivos de un banco (lo siento pero no puedo poner nombres) se fueron a celebrarlo con una comida de 3.000 € el comensal o que con el dinero recibido (una entidad con colorines rojos) invirtiese ese dinero para comprar todas las sucursales de un banco inglés que cerraba por quiebra.[..]
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