Una fría y lluviosa noche de Chicago en abril de 2009, la estadounidense Amy Korin decidió pedir una pizza. El repartidor llegó tarde y con el pedido equivocado. Korin descargó su frustración en una red social, Twitter para ser exactos. "En cuestión de segundos", recuerda, el dueño de la tienda, Ramón DeLeón, se puso en contacto con ella, le aseguró que una nueva pizza llegaría enseguida y filmó una disculpa personalizada que colgó a la mañana siguiente en la red y que ha sumado ya más de 17.000 visitas. "Quedé impresionada", recuerda Korin.
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