Se privatiza el campo donde ucranianos y nazis jugaron en 1942. La historia de los estadios suele discurrir unida a la de una ciudad o un país, a veces por haber sido escenario de gestas deportivas gloriosas, otras por la huella política y humana que dejó una determinada competición. Por eso, cuando un estadio desaparece para siempre o es demolido para su remodelación, la historia de pronto se detiene para revivir las tardes de éxitos o los comportamientos a olvidar que se vivieron en la cancha.