Oigo a los todólogos, a los creadores de opinión, a los responsables políticos de los partidos del régimen bipartidista hablando de los escraches y los veo muy nerviosos. Opinan al unísono en contra de los gritos de las víctimas. Ellos y ellas, los apesebrados, los que nunca hacen más que aplaudir el estado general de las cosas, se asustan cuando ven al pueblo en movimiento. Ante cualquier rotura del statu quo se ponen automáticamente a la defensiva.
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