En ese fantástico «El Cedazo» sigue la serie sobre música: «Ya os he contado cómo me fui aficionando a la música clásica, primero a la sinfónica, con la Novena Sinfonía de Beethoven, seguidas de otras Sinfonías que me fui agenciando, del mismo Ludwig van o de otros famosos compositores, como Schubert, Tchaikowsky, Bramhs, Dvorak, etc. Después descubrí la música programática, gracias a Piotr Ilich Tchaikowsky y su Obertura Festival 1812, y poco después o quizás al mismo tiempo, perdí el miedo, la prevención o lo que fuera a la música religiosa…»
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