Valery Yarynich, coronel retirado del ejercito ruso ha confirmado lo que se temía, la máquina del juicio final rusa sigue activa. Este coronel fue el encargado en 1985 de modernizar el ingenio construido en plena guerra fría y cuyo objetivo es desencadenar un infierno nuclear sobre la tierra si un ataque atómico masivo es detectado sobre suelo ruso y no queda nadie con vida para contraatacar. El ingenio, autónomo y con múltiples sensores es capaz de lanzar un ataque termonuclear de tal magnitud que arrasaría el planeta.