En los últimos años, hemos visto incontables casos de violencia juvenil que se han justificado en mayor o menor medida indicando que el agresor era consumidor habitual de videojuegos violentos, dando a entender que realmente existe un vínculo entre ambos. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Oxford concluye que en realidad, no es el caso. Para realizar el estudio, los investigadores tomaron nota de la conducta de numerosos adolescentes británicos de 14 y 15 años y de sus padres o cuidadores, sumando un total de 2.008 sujetos
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