Ningún partido de fútbol despierta tantas pasiones en Israel como los disputados entre el Beitar Jerusalén, el equipo de la derecha ultranacionalista judía, y el Bnei Sakhnin, el buque insignia de la minoría árabe de Israel. Ambos se enfrentaron la semana pasada en la Ciudad Santa. Sobre la hierba, un encuentro para olvidar; en las gradas, un grito reiterado: «Guerra, guerra, guerra».
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