Las obras que se ejecutan en la autopista A-8 están deparando más de una desagradable sorpresa a sus usuarios, en especial a los conductores de los autobuses de la línea Bilbao-Castro. Pese a tener bien aprendido el recorrido y cumplir a rajatabla con los límites de velocidad tras hacer el mismo trayecto 66 veces al día, las últimas modificaciones viarias les han pillado despistados.
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