Muchos empresarios y medios de la derecha se han vuelto prochinos. Un ejemplo lo constituye el propietario de un gran supermercado, Mercadona. A su juicio, la crisis económica se resolvería si los trabajadores españoles fuesen como los chinos. Pero los chinos y sus dirigentes no sueñan con un modelo de mano de obra barata y explotada. Su inversión en I+D representa una proporción del PIB superior a la española y aumenta a un ritmo muy fuerte: en un 21,7% en 2010, por ejemplo.
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