A estas alturas de la película nadie nos puede negar que las religiones en el poder son un serio peligro para la convivencia pacífica y para el desarrollo de los derechos ciudadanos. Una simple mirada objetiva y honesta a la historia lo demuestra. Y mucho más importante que las religiones (que son organizaciones totalitarias y antidemocráticas) sean libres para seguir dominando Estados y conciencias, lo es que los ciudadanos sean libres para poder desligarse de ellas.
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