"Tras la última subida de los impuestos indirectos (...) aprobada después de las europeas y sin avisar, Zapatero descartó en sede parlamentaria (...) nuevos aumentos de la presión fiscal. Sin embargo, él sabía perfectamente que con los 2.300 millones de recaudación adicional no podía hacer frente a sus derroches." (...) "se podría aceptar una subida de impuestos en otras circunstancias, pero no para tapar los agujeros y sufragar las iniciativas chapuceras que se le ocurren sobre la marcha a un Gobierno que carece de política económica".