Un constructor de Granada, residente en la localidad metropolitana de Cájar, sufrió el asalto en su vivienda de cinco encapuchados dispuestos a vaciar su caja fuerte. Tras apalearlo, lo hicieron. Pero las consecuencias fueron más trágicas. Al llegar la Guardia Civil, el hombre, aturdido, pensó que volvían los ladrones y la emprendió a tiros. Los agentes también respondieron con disparos y todo acabó en un tiroteo que, de milagro, no se cobró ninguna víctima. Tras aclarar los agentes que iban a ayudarle, el hombre sufrió un infarto y se encuentr
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