El embarazo transcurrió con normalidad, sin tropiezos, pero en el momento del alumbramiento el supuesto bebé empezó a ir adelante y atrás, como vacilando. Parecía que podíamos sacarlo pero luego se retraía, y todo esto sin dejar de oír chasquidos y unos extraños chillidos. No eran lloros, era algo muy agudo.
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