El apretón de manos entre el manifestante y la policía fue esperanzador y revelador de la eficacia de una lucha que ha abrazado la noviolencia como bandera y principio fundamental. Lanzar piedras contra la policía, quemar contenedores, etc. ni es subversivo, ni es sinónimo de rebeldía, sino todo lo contrario, es previsible, se ajusta a los roles preestablecidos y además no es eficaz. Como bien dicen los "Apuntes sobre la noviolencia": "destrozar sin destrozar es la mejor destrucción"
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