Sangre, joder, teníamos sangre. No teníamos futuro, éramos hijos de obreros alcohólicos y madres sumisas que nos daban de desayunar cuando volvíamos de las gaupasas. Nos poníamos de todo y nos ostiabamos con todos en la zapa, la madera no podía entrar por las barricadas de fuego regadas de speed. En los conciertos llegábamos al orgasmo mientras los cantantes se cascaban una paja en el escenario. Montábamos manifestaciones ateas mientras nos cagabamos en Dios, los banqueros y todas las putas patrias. Fueron cayendo poco a poco y los que quedamos nos convertimos en zombies. Cada día mientras recorro la zapa sigo viendo fantasmas.
Los alumnos no aprenden pero las alumnas sí, es posible que algo tenga que ver que la gran mayoría de docentes sean maestras.
¿Chicas os imagináis la situación contraria, que todos vuestros docentes fueran hombres? Pues eso,...
#8 A mi también, gracias a él mis ojos pudieron ver lo más bello y lo más cruel de este mundo. Nunca olvidaré el camión de juguete, nunca olvidaré las agujas atravesando mis córneas. Gracia allí donde estés.