Aunque resulte obvio a estas alturas se trata de una de las mejores obras de la animación japonesa. He visto muchas películas y series de temática bélica y medioambiental, pero pocas me han mostrado una visión tan compleja y única como la que muestra La Princesa Mononoke. No solo porque huye de los mensajes infantiles y repetitivos sino por cómo entiende las dificultades de llegar a una solución que nos permita restaurar el daño causado. De hecho, el final está lejos de ser un happy ending como algunos interpretan. No es que todos se den la mano, aunque ambos bandos del conflicto hayan comprendido la importancia de trabajar juntos. Sin duda, es de mis películas favoritas.